

Recuerdo un capítulo de la serie Pete & Pete, The Nightcrawlers, en la que Pete chico se convence de que "la hora de dormir" es una conspiración de los adultos para mandar a los niños a la cama mientras ellos hacen cosas geniales. Desafía la hora de dormir e intenta romper el record mundial de 11 noches en vela. Mi héroe. Desvelarse a esa edad era divertido, misterioso y secreto.
Creo que es como lo que ocurre con los ginecólogos. En un momento de sus vidas el cuerpo femenino era exitante y misterioso pero ahora es su chamba y puede ser una monserga.
Lo malo no se detiene en querer dormir y no poder. Lo peor es que en esos momentos el cerebro entra en un modo "Rompe todo, chinga todo" y cualquier problema que durante el día se puede ignorar cómodamente con una buena película, ahora parece ser todo lo que existe (creo que debo hacer más ejercicio). Entonces, con la desesperación de no poder dormir y las ganas de hacerlo, el insomne se llena de epifanías (si salgo todas las tardes a correr con el perro ya la hice, a huebo, mañana mismo empiezo) Estoy seguro de que hay quien ha encontrado la solución al calentamiento global, la cura del sida, resuelto el asesinato de Paulette y de JFK, y hasta descubierto el sentido de la vida, todo dando vueltas en la cama para la mañana siguiente no acordarse de un carajo


Al comentar la situación con amigos me han recomendado Valeriana, Té de doce flores, flores de Bach, ejercicio (¡ya sé que tengo que hacer más ejercicio!) y hasta un baño de lechuga. No sé que tanto funcionen las flores, pero últimamente me he aventado una mezcla de té con valeriana que hacen las desveladas más divertidas y las epifanías más idiotas.
Me cae que me gusta la noche. De verdad. Pero a veces creo que los días serían un poco mejores si pudiera descansar un poco más... o si consiguiera un trabajo que no me obligue a levantarme a las seis de la mañana. Como sea, me voy a la cama a ver si descubro el misterio de la virginidad de María en el Golden.
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